Febrero ya no es el mismo.
El café ya no humea,
el cigarrillo se apagó
y la guitarra se quebró.
Las tardes soleadas se tornan grises,
el mar es un pantano,
los pájaros cuervos,
el mundo un infierno,
¿y tú?
Sólo un hombre de lata sin corazón.
¿En dónde estás? ¿Bailando entre placeres crueles
que enaltecen tu tiranía?
Despreocúpate. Quédate en tu mundo hedonista.
Yo prefiero abrazarme a recuerdos espinosos
que me regalan tardes de reconfortante falsa alegría.
Si duermo es para alejarme de la banalidad e hipocresía
cada vez que escucho un te quiero.
Y si camino es porque deseo aspirar el oxígeno y creer que aun sigo viviendo.
Mientras tanto, salta, brinca, no importa, yo aún te seguiré “mintiendo”.
El café ya no humea,
el cigarrillo se apagó
y la guitarra se quebró.
Las tardes soleadas se tornan grises,
el mar es un pantano,
los pájaros cuervos,
el mundo un infierno,
¿y tú?
Sólo un hombre de lata sin corazón.
¿En dónde estás? ¿Bailando entre placeres crueles
que enaltecen tu tiranía?
Despreocúpate. Quédate en tu mundo hedonista.
Yo prefiero abrazarme a recuerdos espinosos
que me regalan tardes de reconfortante falsa alegría.
Si duermo es para alejarme de la banalidad e hipocresía
cada vez que escucho un te quiero.
Y si camino es porque deseo aspirar el oxígeno y creer que aun sigo viviendo.
Mientras tanto, salta, brinca, no importa, yo aún te seguiré “mintiendo”.
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